Familia y seguridad
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La tutela de un adulto es cuando un juez elige a una persona para que cuide a otra persona de 18 años o más que no puede tomar decisiones básicas de la vida o administrar sus propios bienes o dinero. Hay diferentes razones por las que alguien puede necesitar un tutor, entre ellas:
- Deterioro mental como resultado del envejecimiento,
- Enfermedad mental,
- Discapacidad del desarrollo que comenzó en la infancia,
- Impedimentos físicos, o
- Problemas para controlar el comportamiento que pone a uno mismo y a su familia en riesgo de daño.
Hay dos tipos de tutela de adultos. Un tutor puede estar a cargo de la persona, el patrimonio o ambos:
- La tutela de la persona cubre decisiones sobre el cuidado personal, como tratamientos médicos y servicios sociales,
- La tutela del patrimonio cubre las finanzas y la propiedad.
A un tutor también se le pueden otorgar diferentes niveles de autoridad sobre la persona o el patrimonio:
- Tutela plenaria: tutela plena sobre la persona o el patrimonio. El tutor puede tomar todas las decisiones relacionadas con el cuidado y/o las finanzas de la persona.
- Tutela limitada: las facultades del tutor se limitan a las áreas que el tribunal especifique. Esto se usa cuando la persona con la discapacidad es capaz de tomar algunas, pero no todas, las decisiones por sí misma.
También es posible que una persona tenga un tutor temporal. Esto suele ocurrir en situaciones de emergencia en las que un adulto con una discapacidad podría sufrir un daño inminente a menos que haya un tutor en su lugar. Un tutor temporal generalmente solo sirve hasta que se pueda nombrar un tutor permanente.
Para ser tutor, una persona debe:
- Tener al menos 18 años,
- Ser residente de EE. UU.,
- Estar en su sano juicio, es decir, lógico o estable,
- No estar legalmente discapacitado (hay ciertos tipos de discapacidades, como ceguera, sordera o discapacidades físicas menores que no impedirán automáticamente que una persona se convierta en tutor siempre que el tutor pueda realizar los deberes de la tutela), y
- No tener una condena por un delito grave que implique daño o amenaza a un niño, personas mayores o a una persona con discapacidad. Si la persona tiene otro tipo de condena por delito grave, la corte lo considerará caso por caso.
El juez debe aprobar al tutor y asegurarse de que el tutor actuará en el mejor interés de la persona. El hecho de que alguien sea un miembro de la familia no significa que un juez lo aprobará como tutor. Si la persona con la discapacidad puede decir a quién le gustaría que sirviera como su tutor, el juez puede tener en cuenta esta preferencia.
Para obtener más información sobre cómo iniciar un caso de tutela ante la corte, lea Iniciar un caso de tutela de un adulto. Puede ser útil encontrar un abogado que lo ayude, especialmente si el adulto con la discapacidad u otras personas cercanas al adulto no están de acuerdo con la tutela, o si hay problemas financieros complicados. Un abogado también puede ayudarlo a comprender lo que debe hacer si lo nombran tutor porque los tutores tienen la responsabilidad continua de proporcionar actualizaciones e informes al juez.
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